No cabía un alma más en el salón de Pasos Perdidos del Congreso de los Diputados en la tarde de este lunes. Era la primera vez que esa Cámara acogía un homenaje a las víctimas del golpe de Estado, la Guerra Civil y la dictadura franquista, aplazado desde el pasado 30 de octubre por la catástrofe de las riadas en Valencia que han dejado 231 personas muertas. Estaba tan llena la sala, que muchos tuvieron que quedarse fuera. “El recinto se nos ha quedado pequeño y eso es una ilusión”, reconocía la presidenta de la Cámara, Francina Armengol. En el mismo lugar donde tantas veces diputados de la derecha y la ultraderecha han cargado contra las leyes de memoria, esta vez iban a ser las voces de las víctimas las que retumbaran entre los muros.
